En 1929, Carmen García, conocida como Doña Carmen, nació en Mora de Toledo, donde desde pequeña ayudaba en el negocio familiar, un pequeño Colmado que regentaban sus padres a pocos metros del centro del pueblo. Su dedicación por el negocio y por sus clientes hizo que el Colmado se convirtiera en su vocación, siendo conocido en el pueblo como «El Colmado de Carmencita» y ganándose la fama de que allí se encontraba de todo y muy bueno, sobre todo el vino.
Pero en 1949, Doña Carmen dejó todo por amor y se trasladó a Madrid, donde se casó con Julián Gonzalo. El negocio familiar quedó abandonado y, con él, el recuerdo de esa época
No obstante, después de 72 años, sus nietos Borja y Joaquín recuperan la esencia del negocio familiar y la historia detrás del Colmado de Carmencita a través de Colmado Parranda. Este negocio familiar, que parecía olvidado, renace con una clara mirada al futuro.
En Colmado Parranda, Borja y Joaquín nos cuentan sus recuerdos familiares en el pueblo, la música de sus padres y todos sus productos genuinos. Es un negocio que trae de vuelta la nostalgia de una época en la que el comercio era algo más que una transacción comercial, era una forma de vida.
Con Colmado Parranda, los nietos de Doña Carmen están llevando adelante el legado de su abuela y mostrando al mundo que la tradición y la modernidad pueden coexistir en un mismo espacio. Este negocio es un ejemplo de cómo la pasión, el trabajo duro y la dedicación pueden mantener vivo un legado familiar y cultural a lo largo de generaciones.
En definitiva, el Colmado familiar no está muerto, está en Parranda. Si te animas a visitar Colmado Parranda, podrás disfrutar de un viaje al pasado y, al mismo tiempo, descubrir productos auténticos con una calidad que no se encuentra fácilmente en otros lugares.